domingo, 6 de mayo de 2012

The Economist, je t'aime!


The rather dangerous Monsieur Hollande
Una imagen vale más que mil palabras. Fiel a la mejor tradición del periodismo anglosajón, cuando llegan unas elecciones, da su opinión sin tapujos. En este caso, Francia. Sus portadas son auténticos editoriales. O cuando una noticia enfoca a un estadista o a un loco. Este año, sobre Irán Why an attack will not erradicate the nuclear threat. Como cuando, recientemente, le dedicó a la Italia de Berlusconi su informe especial: The man who screwed an entire country; o cuando, hace más de quince años, Boris Yeltsin ocupó su portada: The wrong man for Russia. Este periódico es una propuesta inteligente, moderna, que se actualiza permanentemente. Su compromiso, con la verdad, la razón, la ciencia. Por su puesto, con un color político, el del liberalismo, en lo económico, en lo social y en lo político. How to set Syria free. Compromiso con la libertad, no solo en las Islas Británicas. Sí claro, a la derecha. Los grandes diarios españoles parecen traducir e imitar lo que dicen los que marcan tendencia: Le Monde, The New York Times, The Times... Es por éso que, cuando empecé a leerlo dejé de leer las páginas de Internacional de los periódicos españoles.
Cuando la guerra en Bosnia-Herzegovina parecía haber caído en un sinsentido infernal, leí un editorial en el que advertía que había esperanza; dicho y hecho: Clinton se hartó, la OTAN intervino y el dominio de la Serbia criminal de Milosevic llegó a su fin.
A estas horas, seguramente ya se conoce el resultado electoral en Francia. No importa quien haya ganado, seguro que mi lectura favorita volverá a tener razón.

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