sábado, 11 de febrero de 2012
El libro de la semana: El linchamiento
Federico Jiménez Losantos no necesita presentación. Extraordinariamente polémico, a nadie deja indiferente. Unos piensan que ha perdido el norte desde hace mucho tiempo y que juega un papel, su papel en esta España invertebrada. Otros pensamos que es un referente para la derecha liberal española por su integridad y su profundo conocimiento de España y de su historia.
Esperaba este libro desde que dejó la COPE junto con César Vidal y Luis Herrero, pero esperaba algo más. El título del libro ya anuncia desde dónde lo escribió. Está muy dolido y se le nota con creces. Empieza recordando un artículo de Ernesto Ekaizer cuando éste aun escribía para El País,, donde de su versión de la cena en la que el Rey se quejó del trato inhumano que Jiménez Losantos le daba en su programa, exigiendo repetidamente su abdicación: Que Rouco rece menos (por él y la monarquía) y que se ocupe de la COPE.
Y la veda se abrió.
No discuto que los hechos que narra no sean ciertos, pero ¿considerarse víctima de una campaña de linchamiento que contó con la anuencia del mismísimo? Será menos.
Pero hay un hilo argumental que no debe perderse de vista, no solamente a lo largo del libro, sino en su trabajo de los últimos años: el 11-M. Nadie se esperaba el vuelco electoral que esos espantosos atentados provocaron tres días después en medio de una nación acobardada. El día después de aquellas fatídicas elecciones, anunció que su programa daría voz a la casi media España que se había quedado pasmada viendo cómo perdíamos las elecciones. Todos los medios de comunicación, excepto El Mundo, la COPE y Libertad Digital se negaron a aceptar la versión oficial del atentado y los ataques arreciaron desde todos los frentes.
Seis años después, al recoger un premio otorgado por la Fundación DENAES, aseguró, emocionado, que volverían a fundar esRadio sólo para dar voz a las víctimas del 11-M.
Su programa me anima y divierte; pero, además, estudió Filología Española y se le nota. No recomiendo la lectura del libro, pero sí escuchar su programa. Hoy, la tecnología Android permite escucharle desde cualquier lugar. Lo que más me gustó fue su descripción del juez Javier Gómez Bermúdez.
"Pero mientras elogiaba nuestra labor informativa, aunque con la circunspección típica de su gremio, yo no oía los halagos: estaba fascinado como un entomólogo por el aspecto físico del juez. Es un hombre bajo, algo menos que yo, aunque no pequeño. En la jerga taurina diríamos que de presencia es terciado pero bien hecho, en el tipo de la casa. Es guapo y lo parecería más si no se preocupase tanto de serlo. Coqueto como he visto pocos; después de diez horas de juicio, desprendido ya de la toga, iba impecable como un anuncio de camisas o un publicista de Mad Men, aunque por lo vistoso de los gemelos cabía creer que esa noche tenía cena formal. No iba rapado o pelado al cero sino minuciosamente rasurado, casi lustrado de navaja. Con hombros anchos y cintura breve, deudos del deporte y el gimnasio, Bermúdez tiene una mirada acristalada, inteligente, de trastienda con puerta entreabierta. Todo él es, en realidad, entreabierto y adornado, con los aderezos que permite la masculinidad formal, aunque llevados al límite. Su mujer, muy grande en comparación con él, lo miraba con arrobo. Ambos son divorciados, les había costado rehacer su vida y se les veía casadísimos, unidos como la palmatoria y la vela. Naturalmente, la vela enrizada era él."
Ojalá te haya gustado.
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Yo no leí el libro, pero lo he escuchado en la radio y no puedo soportarlo más de 5 minutos. Me gusta la gente que debate, que expone sus opiniones y argumentos pero con respeto consciente de que no todo el mundo piensa como él ni tiene porque. A mi que a esas horas de la madrugada esté tan exaltado, me aterra y que hable con prepotencia, y que ironice hasta llegar al insulto me parece poco profesional y para mi le resta credibilidad.
ResponderEliminarEste hombre se ha puesto la bandera de la lucha contra la izquierda e interpreta ese papel que dinero le ha dejado.
Yo prefiero leer a intelectuales (Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Enrique Krauze, etc) que sus opiniones me merecen consideración.
Yo estoy cansado de lo políticamente correcto, de este pasmoso descaro con el que la izquierda pretende abanderar la causa de los más débiles cuando lleva muuuuchos años en el gobierno, 24 en total desde la muerte de Franco, encantada de haber ocupado los puestos de máxima responsabilidad y mirar para otro lado. Vargas Llosa y Enrique Krauze son, también, liberales, intelectuales y escritores, pero no periodistas. ¿Quién, a la izquierda, es la referencia?
EliminarEl dinero que le ha dejado su papel, ¿es delito? ¿Son mejores los que se han hecho multimillonarios enarbolando la bandera de la revolución, como el Comandante Fidel o Daniel Ortega? ¿Es mejor Juan Luis Cebrián, de El País, o Jaume Roures, de La Sexta?
Oigame, no se exalte Sr. Introido, yo respeto lo que piensa todo mundo. Tolerancia ante todo. Pero las maneras esas no tengo porque tolerarlas. Puede ser correcto lo que digas pero la forma en decirlo te puede quitar la razón.
ResponderEliminarVerá, Sra. Gela, no me ha contestado usted una sola de mis preguntas. Ayer, en su programa de la mañana, Jiménez Losantos llamó "inútiles" a los dirigentes de UGT y CC.OO. Quizá a alguien no le guste que se dirija a ellos para, entre otras cosas, llamarle inútiles. En ejercicio de la libertad de expresión, para hacer crítica a personajes públicos y dirigentes políticos, a veces se les elogia y, otras, se les descalifica. Tengo otra pregunta, Sra. Gela: ¿dónde está el límite de la libertad de expresión? Después llegan algunos jueces y les prohíben a los periodistas unos adjetivos y le autorizan a emplear otros.
EliminarYo no respeto lo que piensa todo el mundo, porque no todas las ideas son respetables. Si, por ejemplo, alguien piensa que los Gulags de Stalin estaban bien, yo no tengo por qué respetar esa opinión.
Gela resonde¡¡¡ me encanta estos debates ¡¡¡¡¡¡¡
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