O drama do descenso

Bueno, pues ha acabado la liga de fútbol. El Barcelona ha sido justo campeón, ha sido el equipo con mejor juego. El Real Madrid comenzó ilusionado con el enésimo proyecto de Florentino Pérez, esta vez liderado por José Mourinho, el mejor entrenador del mundo. Pero llegaron a Barcelona y tuvo que enfrentarse a la triste realidad.

En la parte de abajo de la tabla, distintos equipos le vieron las orejas al lobo. El Almería no pudo aguantar otro año más en la división de honor y, el Hércules, a pesar de la sorprendente forma de empezar el campeonato, sorprendiendo al Barça de Guardiola en su propio campo, a pesar de "la nueva Sara Carbonero", regresa a donde estuvo el año pasado. Foto: La Voz de Galicia

Pocos esperaban que el Deportivo les acompañara. Pues sí, amigos, así ha sido, después de un más que digno paso por Primera División de unos veinte años, con un flamante título liguero. Nada menos. Me acuerdo de los aires de superioridad con el que desde La Coruña miran a Vigo. El Celta fue, durante mucho tiempo y hasta que el Deportivo subió, el equipo de Galicia. El color celeste de su camiseta no es casualidad.

Me acuerdo de la gran afición del Súper Depor. También me acuerdo del apoyo descarado que desde la Xunta de Galicia se dio al equipo de La Coruña. Resulta que el Deportivo aspiraba a ser el equipo de Galicia.

Me acuerdo, en fin, de la última vez que el Celta bajó a Segunda división. Uno de sus últimos y decisivos partidos fue, precisemente, en Riazor. Cuando el Deportivo tenía resuelto el partido, su gran afición se dirigió a los celtistas que fueron a animar a su equipo y, con el pulgar hacia abajo, felices, les cantaban Cielito Lindo.

Pois, como decía a tía Felisa: ¡éso!

¡ HALA CELTA !