domingo, 15 de mayo de 2011

Llueve en la Plaza de la República Dominicana



Estoy indignado. El 5 de mayo el Tribunal Constitucional metió a Bildu-ETA en las elecciones municipales. El gobierno finge que no ha podido hacer más y miente. La oposición finge que el gobierno hizo lo que pudo y miente. Zeta Pé, márchate ya. Deja de hacer daño a tu país y a sus instituciones. Por tu culpa el Tribunal Constitucional se ha prostituido dos veces para reescribir la Constitución de 1978: para validar el Estatuto de Cataluña y para defender el derecho de la coalición Bildu-Eusko Alkartasuna-Alternatiba a presentarse a las elecciones.



            Foto: Hazte Oír

Pero hoy, 14 de mayo, no solamente cae agua de lluvia. El estado social y democrático de derecho concebido por la Constitución española de 1978 está podrido.

Desde ese día, vísperas de las elecciones municipales, ni escucho las noticias, ni leo los partes de televisión. Es el triunfo de la mentira. El triunfo de la agenda política de ETA, primero, en Cataluña y, ahora, en el País Vasco.



Creo que en la concentración de hoy, la plaza se ha llenado. La mejor intervención, con diferencia, la de José Antonio Ortega Lara. Su entereza y contundencia es admirable y esperanzadora. Venís a matarme, pero sabéis que no tengo miedo. Matadme, matadme de una vez. Éso dijo al guardia civil que le encontró donde sus captores le retenían.



La estrategia planificada y ejecutado con un guión prestablecido, recibe también, ahora, el apoyo del Tribunal Constitucional. Vamos a acatar su sentencia por imperativo legal, pero no pretendan ustedes que la aceptamos. Le privan ustedes a las víctimas de la justicia que merecen. ¿Qué arriesgan ustedes, qué defienden ustedes, aparte de su sillón constitucional? Ruina ética, política, institucional y económica. Nunca olvidaremos la vergüenza y el oprobio que acompaña a esta resolución, tan alejada, a nuestro entender, del sentido común y del sentido último de la justicia. Debieran ustedes plantearse, antes irse a dormir, una profunda reflexión acerca de lo que han hecho y, también, acerca de lo que debieran hacer mañana mismo nada más levantarse.



Sigo indignado. Al menos, hoy vuelvo a recuperar la esperanza.



Los más aplaudidos: José Antonio Ortega Lara y Jaime Mayor Oreja. Los más abucheados: Alfredo Pérez Rubalcaba y los "señores magistrados del Tribunal Constitucional."

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