martes, 25 de enero de 2011
Intrusos en intrusilandia.
Todos hemos oído hablar de los intrusos. Son aquellos que se mueven en un ambiente desconocido. Son aquellos que se cuelan y se entrometen, que meten sus narices donde nadie les llama, los que levantan su brazo en una reunión multitudinaria y gritan: "Estoy aquí, estoy aquí".
A veces levantamos la vista y nos encontramos con un intruso. Estamos tan tranquilos acabando la bufanda para nuestros nietos, retocándonos el maquillaje, terminando un informe, contemplando filosóficamente lo misterioso de la anatomía de nuestras manos, y derrepente hay uno allí, frente a nosotros, mirándonos fijamente. El último que me encontré - lo pillé detrás de la puerta al abrir mi habitación - se estaba terminando un helado de fresa que le chorreaba por la mano, y me miraba despreocupadamente tras el cristal de sus gruesas gafas. Al principio me asusté, pero luego entendí que era un intruso y esperé pacientemente a que terminara de chupar el helado. Despues se fué y lo vi alejarse desde la ventana.
Los intrusos están en todas partes. Para mi madre los intrusos son los mosquitos que aparecen rondando en círculos la lámpara del salón. Es un poco agresiva con ellos. Antes los ahuyentaba con un grito, pero ahora su puntería ha mejorado y los intrusos-mosquitos lo tienen díficil para esquivar la zapatilla que mi madre lanza
con su precisión de Tai Chi Chuan.
Para las señoras mayores, los intrusos siempre son los jóvenes. Les llenan la revista Hola de arena en la playa, las narices de humo de tabaco y de "sabe dios que sustancias raras de ahora", y les revientan la moral con sus pantalones roídos y sus perforaciones. Siempre están en todas partes merodeando, viendo que cristales pueden romper o que contenedores son mas apropiados para quemar, y una ya no puede "pasear del hombro con su amiga por la plaza como en los tiempos de antes". Para los jóvenes, menos ellos, todos son intrusos. Su madre inspeccionando como exploradora la habitación, con mascarilla y guantes de látex, sus profesores estirando en cuello para acechar las últimas filas de clase, el típico señor de cincuenta años que merodea las discotecas adolescentes, las señoras leyendo revistas Hola en mitad de su campo de voley playa. Para algunos los intrusos son los gordos, siempre ocupando asiento y medio en las butacas del cine, para otros son las palomas, siempre reunidas en grupito por las plazas, o la zona de algas en el agua que atravesamos corriendo, o las nubes, estropeando excursiones colegiales desde tiempos inmemoriales. In-tru-sos. Incluso la propia palabra suena super intrusa. Los ladrones son probablemente los intrusos mas conocidos. Nos los imaginamos con un traje y un gorrito negro - uniforme oficial de la academia de ladrones - y un saco con un icono de dólares, allanando la casa de una pobre ancianita mientras está en misa, o de una feliz familia que veranea en Fuengirola. Pero los ladrones también tienen sus propios intrusos, que también llevan uniforme. Los policías no son intrusos, son intrusísimos. Cuando uno de ellos - el mas fuerte- tira la puerta de una patada, y mientras el haz de luz que proyecta la linterna de su compañero - el menos fuerte - recorre la misteriosa y oscura bodega, grita con su voz de doblador de películas: "todos quietos, policía".
El mundo está lleno de intrusos, y cada uno tiene los suyos. El mío es ese niño adicto a los helados de fresa. Pero, no creeis que todos somos un poco intrusos? Desde que comenzamos a existir, somos intrusos en el cuerpo de nuestra madre, y despues en un mundo del que nada conocemos. Todos los días somos un poco intrusos en algo. Y esto es lo que haremos: cada día una intrusión, en algún tema, en alguna reflexión. Os esperaremos cada día tras la puerta, comiendo nuestro helado de fresa, merodeando la lámpara de él salón.
Todos hemos oído hablar de los intrusos. Llego el momento de escuchar a los intrusos hablar.
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CUANDO YO ESTABA EN EL VIENTRE DE MI MADRE YO ERA
ResponderEliminarUN INTRUSO LO QUE NO SABIA ELLA SI ERA INTRUSO O INTRUSA POR QUE EN ESOS TIEMPOS NO SE PODIA SABER
Y AL NACER YA DESAPARECIA SU DUDA SI ERA INTRUSO O INTRUSA.EN ESE MOMENTO ENTRABAN EN DISCUSION LOS DE CASA PARA SABER EL NOMBRE DEL INTRUSO PARA QUE DEJARA DE SER INTRUSO. EN UN NUEVO COMENTARIO LES INFORMARE EN DONDE DE GUARDAN LOS INTRUSOS. RTA