miércoles, 11 de enero de 2012
La dama fantasma
Ella sueña con ser libre. Como un jilguero. Las personas que carecen de libertad son las únicas capacitadas para definirla. Ella dice que ser libre es cantar como un jilguero a la luz del amanecer. Después de una noche triste - ¿porque el pasado siempre vuelve por las noches? - el canto se congela en su garganta, y los fantasmas bailan ante ella hasta que se derrama en el cielo el rojo de los primeros rayos de sol. Si tan solo pudiera saber que está viva, entenderlo, disfrutarlo - su vestido, empujado por el viento, le hace cosquillas en las piernas - y saber que el presente es lo único importante. El pasado existe de una forma muy sutil: a través de los recuerdos. Tenemos el poder de dotar a nuestro pasado de existencia o de inexistencia, podemos revivir tan solo lo que nosotros queramos. Y aún así, por las noches, todo vuelve. ¿Porque no puede ser libre? Su pasado no le deja; pero ella misma es su pasado. Ella también es un fantasma, y los fantasmas sólo pueden volar cuando es de noche. Pueden llorar a la luz de la luna, pero no existen en el mundo de verdad.
Alguien está llorando en la habitación. Su canto - porque todo llanto es canto - es triste y a la vez sereno. La luna se mantiene ante las luces de ciudad, que en vano y débilmente intentan opacarla. La luna: callando y escuchando, otra noche mas. Escucha unos versos que, cómo lágrimas, se convierten en estrellas y le hacen compañía.
Alguien está llorando en la habitación y solo la luna le atiende. Una ventana abierta y un suave rostro iluminado por su propia nostalgia -¿no es la luz de luna lo mas parecido a la nostalgia?-. Sus labios se mueven al compás de unos recuerdos, y sus manos se acarician mutuamente en un anhelo ya perdido entre las ondas del viento. Y ese viento, que agita las cortinas y se lleva el lamento por la ciudad, arrancando hojas, levantando polvo, en su eterno círculo hacia el este.
Ya no queda tiempo para tristezas de otros tiempos, avisa, en su mente, un susurro. Incluso el dolor, tu dolor, se va marchitando, y contigo, se convierte en nada. Eso eres: un fantasma.
Ella sigue en la ventana, apoyada como reina en el alfeizar. Como estatua, como gárgola. Su mirada se disipa en los secretos de la noche. Y cuando amanece, cuando las primeras briznas, exploradoras, de sol tiñen el cielo de rojo, cuando la acuarela de colores - como la que apoya en sus rodillas - se dispersa en el oscuro manto nocturno, sorteando y atrapando estrellas, su tristeza se convierte en poesía.
La luna se marcha, sigilosa, entre las nubes, con un misterio - su misterio- grabado en el alma. El sol coniverte las lágrimas en reflejos. Y con el día tatuado en sus pupilas, ella deja la ventana.
Solo queda esperar al viento, a la noche, a la luna, para arrullar con su lamento los confines del mundo, para que las estrellas que la escuchen lleven su recuerdo a otras noches, a otros sitios, a otros cielos. Para que ella, la dama fantasma, la estatua, la gárgola de la noche, se haga eterna con el crepitar de su llanto.
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maravilloso¡¡¡¡¡quizas algun dia la dama deje los fantasmas del psado, todo es posible.
ResponderEliminarCuando deje la tristeza de su pasado y viva la felicidad de su presemte, dejará de definir la libertad y la empezará a disfrutar.
ResponderEliminarQUE TRISTE, PERO REAL...CUANDO TU CUERPO, YA NO SIENTE, ES COMO ESE FANTASMA...SOLO QUEDAN UNOS OJOS YA SIN LAGRIMAS, DE TANTO LLORAR, YA, EL DOLOR, NO DUELE, COMO SI FUESE OTRO SER, OTRO CUERPO, OTRO CORAZON, EL QUE RECIBE, LOS DESENCANTOS, LOS SUEÑOS ROTOS, EN PEDAZOS, ES YA ESE FANTASMA, EL QUE CAMINA, SIN TOCAR EL PISO, PORQUE YA ES SOLO ESO...UN FANTASMA, MIRANDO, HACIA ATRAS, Y SIN VIDA. Y SIN FUTURO, DEL NUEVO AMANECER, DE CADA DIA, PORQUE EL SOL YA NO LA TOCA, NI LA HACE VIVIR...
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