Cada vez que las veo, me acuerdo; y cada vez que no las veo, me acuerdo. Cada vez que las veo no veo, me asalta una aguda y fugaz tristeza. Avatares del overbooking me depositaron unos meses antes al aeropuerto JFK de Nueva York, la aun hoy capital del mundo. Emocionado por la oportunidad que me había reservado el destino, salí corriendo buscando la salida, corriendo busqué a trompicones un taxi de color amarillo, me subí sudoroso y le dije al pintoresco taxista: To the World Trade Center, please!
Fue fascinante recorrer ese día Manhattan en un taxi amarillo. Al llegar, le dije: Wait here! Me bajé y quedé ahí, fascinado, mirando hacia arriba. Gente de todos los colores y sabores, caminando y corriendo, hacia todos lados. El bullicio de la gran manzana, tan diferente a otras manzanas de la Unión Americana que tiene sus calles vacías.
Me acerqué a un newstand y compré una postcard.
Since the capital of the world.
¿Qué sentimientos les inspira a ustedes esta imagen?
ese dia fue patetico,no se como hay gente que aniquile a tanta gente,esos terroristas son fanaticos de la nada se dejan llevar por quien los guia,son seres que de pequeños niños eran como cualquier niño y hacia donde los llevan? hoy en dode estaban las torres gemelas ha quedado un agujero vacio,triste,con recuerdos dolorosos para la humanidad,ojala el mundo cambie de rumbo hacia el racionamiento la humildad el honor,y la libertad.
ResponderEliminar